Miguel Ángel Virasoro (1940-2021)


Miguel Ángel Virasoro nació el 9 de mayo de 1940 en Buenos Aires. Entre 1958 y 1966 hizo la Licenciatura y el Doctorado en Física en nuestra Facultad. La Noche de los Bastones Largos lo encontró cuando estaba finalizando su Tesis de Doctorado sobre temas de física de partículas bajo la dirección de Juan José Giambiagi y Carlos Bollini. Renunció entonces a su cargo docente y abandonó el país inmediatamente después de defender su tesis. En enero de 1967 se unió a un grupo de investigadores en Israel, entre quienes se encontraba Gabriele Veneziano, con quienes trabajó en distintos abordajes teóricos que fueron luego resumidos por Veneziano en el Modelo de Resonancias Duales que está en la base de la Teoría de Cuerdas. Fue en ese entonces que Miguel Ángel identificó y formalizó la ahora conocida como Álgebra de Virasoro. Este aporte fue fundamental para el desarrollo de la teoría que busca una descripción unificada de la física. El trabajo fue también de gran interés en matemática pura, ya que se trata de un álgebra de Lie de dimensión infinita, mientras que hasta entonces las álgebras de Lie eran normalmente de dimensión finita. Fue en base a estas contribuciones que el Centro Internacional de Física Teórica “Abdus Salam” de Trieste (ICTP) decidió otorgarle, junto a otros dos reconocidos físicos, la prestigiosa Medalla Dirac en 2020 “por sus contribuciones pioneras para la concepción y formulación de la teoría de cuerdas que introdujo nuevas simetrías bosónicas y fermiónicas en la física”. En 1971 regresó a la Facultad y, en sus propias palabras[1] “estaban pasando demasiadas cosas: la dictadura militar estaba llegando a su fin y se abría una nueva era de esperanza”. Fue entonces que dejó la física de partículas y empezó a trabajar en oceanografía. Con el regreso de la democracia en 1973, en mayo de ese año fue nombrado decano Interventor de la Facultad, cargo que ocupó hasta diciembre de ese año. En septiembre de 1974 fue dejado cesante como profesor pero conservó el puesto de investigador de CONICET, cargo del que fue echado en abril de 1976. Antes de que esto último ocurriera, en 1975 decidió aceptar la invitación del “Institute for Advanced Study” de la Universidad de Princeton en Estados Unidos. Estando allí se enteró de su despido como investigador y decidió radicarse en Europa. Entre 1976 y 1977 trabajó en la École Normale Supérieurede París, Francia, y a partir de 1977 trabajó en Italia, primero, en la Universidad de Torino y, luego, en la Universidad de Roma “La Sapienza” donde fue profesor hasta su retiro en 2011. En 1981, durante una visita a París, se interesó por el trabajo desarrollado por Giorgio Parisi sobre vidrios de espín. Comenzó allí su larga colaboración con Marc Mézard y Giorgio Parisi sobre sistemas complejos que dio lugar a numerosas publicaciones de alto impacto y, eventualmente, al libro “Spin glass theory and beyond: An Introduction to the Replica Method and Its Applications” aún de referencia en la temática. En 2021 Giorgio Parisi fue galardonado con una mitad del Premio Nobel en Física “por el descubrimiento de la relación entre desorden y fluctuaciones en sistemas físicos, desde la escala atómica hasta la planetaria”. En ocasión de recibir este Premio, Parisi dio una conferencia sobre “equilibrios múltiples” para cuya descripción y comprensión los vidrios de espín han sido y aún son un ejemplo paradigmático de investigación. Volviendo a Miguel Ángel, a principios de los años 90 comenzó a interesarse en el estudio de modelos de cerebro usando las mismas herramientas desarrolladas para estudiar vidrios de espín. Entre 1995 y 2002 fue director del Centro Internacional de Física Teórica de Trieste (ICTP), cargo que ocupó luego de la muerte de su fundador, el Premio Nobel pakistaní Abdus Salam. Fue así la primera persona latinoamericana en ocupar el cargo máximo de dirección de esta prestigiosa institución internacional cuyo objetivo es contribuir al avance de la ciencia en los países en vías de desarrollo. Una vez finalizada su gestión al frente del ICTP, Miguel Ángel regresó a Roma adonde continuó trabajando como profesor hasta 2011. Durante ese período recibió el Premio Enrico Fermi otorgado por la Sociedad Italiana de Física. Fue en esa época también que comenzó a interesarse en la aplicación de las herramientas de la física de los sistemas complejos para analizar la economía y las finanzas. En 2011 regresó a Argentina y se incorporó como Profesor Honorario en la Universidad de General Sarmiento donde organizó un programa interdisciplinario en Sistemas Complejos y una colaboración con el Instituto Nacional del Agua para modelizar los ríos de la pampa húmeda. Miguel Ángel murió el 23 de julio de 2021.

Cierran esta breve descripción algunas de las cálidas palabras que su colega y amigo, Giorgio Parisi, le dedicó cuando supo de su muerte: “El 23 de julio falleció un gran físico teórico ítalo-argentino, Miguel Ángel Virasoro, uno de los fundadores de la teoría de cuerdas y uno de los iniciadores de los estudios de la complejidad. Sus contribuciones científicas han sido sobresalientes y han estimulado una cantidad impresionante de desarrollos posteriores. Era una persona extraordinariamente inteligente, profunda, visionaria y con un gran sentido del humor. Éramos amigos íntimos: tuvo una gran influencia no solo en mis estudios, sino también a nivel personal […] Su profunda curiosidad lo llevó a cambiar el tema de sus estudios, que iban desde la física de partículas y la mecánica estadística de la complejidad, hasta las funciones cerebrales y la economía. Virasoro estaba muy interesado en la posibilidad de utilizar los conocimientos aprendidos en un campo para estudiar un campo diferente, abriendo nuevas perspectivas. Una vez me contó que después de dar un seminario sobre prosopagnosia (un trastorno cognitivo del reconocimiento facial) le preguntaron si era hijo del inventor del álgebra de Virasoro (uno de sus principales descubrimientos 20 años antes). Estaba a la vez divertido y orgulloso de este episodio, de esa persona vivaz y llena de sentido del humor que era”.


[1] M. A. Virasoro: The Little Story of an Algebra, Lect. Notes Phys. 737, 137–144 (2008) DOI 10.1007/978-3-540-74233-6 6